La comunidad china fuera de China tiende a congregarse en todas partes. En Lima, no es una excepción: junto a los pocos grandes mercados centrales, importante e inquieta, una gran puerta digna de las viejas calles de Pekín se abre en un barrio chino abarrotado de chifas (este restaurante que hace una fusión entre la cocina china y gustos peruanos) y otras pequeñas tiendas que venden baratijas en el Perú, plástico de tres centavos.